Otro hijo de perra (perdón por las perras), que en la película 1898: Los últimos de Filipinas; Desinforma, Miente, Distorsiona la Historia, sobre un grupo de soldados que por defender a nuestra traidora España de la época, escribieron una de las epopeyas más gloriosas de la historia del mundo.
Ultima posición española en Filipinas, en la que 54 soldados españoles se enfrentaron a 400 soldados tagalos, durante 337 días: enfermos de Ver-iberi y Disentería, sin munición, sin comida (comieron todo lo que se movía, como serpientes, ratas, lagartijas, etc.). Empezaron a morir, no se dormía, la ropa estaba destrozada, descalzos. Podría seguir contando las penurias y horrores que vivieron nuestros compatriotas por defender un pedazo de tierra que para ellos era ESPAÑA.
Cuando el Teniente Martin Cerezo y sus hombres salen de la Iglesia, solo quedan 33 soldados y 2 frailes.
El Teniente se rindió el día 2 de Junio de 1899, imponiendo al enemigo las siguientes condiciones:
Primera. Desde esta fecha quedan suspendidas las hostilidades por ambas partes beligerantes.
Segunda. Los sitiados deponen las armas, haciendo entrega de ellas al jefe de la columna sitiadora, como también de los equipos de guerra y demás efectos pertenecientes al Gobierno Español.
Tercera. La fuerza sitiada no queda como prisionera de guerra, siendo acompañada por las fuerzas republicanas a donde se encuentren fuerzas españoles o lugar seguro para poderse incorporar a ellas.
Cuarta. Respetar los intereses particulares sin causar ofensa a personas.
Y, para los fines que haya lugar, se levanta la presente acta por duplicado, firmándola los señores siguientes:
Teniente Coronel de la fuerza sitiadora, Simón Tecson. El Comandante, Nemesio Bartolomé. Capitán, Francisco T. Ponce. Segundo Teniente Comandante de la fuerza sitiada, Saturnino Martín. El Médico, Rogelio Vigil.»
El 30 de Junio se publicó un decreto firmado por el Presidente de la Republica Filipina en estos términos:
«Habiéndose hecho acreedoras a la admiración del mundo las fuerzas españolas que guarnecían el destacamento de Baler, por el valor, constancia y heroísmo con que aquel puñado de hombres aislados y sin esperanzas de auxilio alguno, ha defendido su bandera por espacio de un año, realizando una epopeya tan gloriosa y tan propia del legendario valor de los hijos del Cid y de Pelayo; rindiendo culto a las virtudes militares e interpretando los sentimientos del ejército de esta República que bizarramente les ha combatido, a propuesta de mi Secretario de Guerra y de acuerdo con mi Consejo de Gobierno, vengo a disponer lo siguiente:
Artículo Único. Los individuos de que se componen las expresadas fuerzas no serán considerados como prisioneros, sino, por el contrario, como amigos, y en consecuencia se les proveerá por la Capitanía General de los pases necesarios para que puedan regresar a su país. Dado en Tarlak a 30 de junio de 1899
El Presidente de la República, Emilio Aguinaldo.
El Secretario de Guerra, Ambrosio Flores.»
Y tu, pedazo de cabrón, te has cachondeado de esos hombres de honor que dieron su vida por los intereses de los españoles de entonces. Soldados que como los de hoy, siguen haciendo lo mismo por defender vuestras vidas y la de toda nuestra PATRIA.
Vosotros la izquierda repugnante anticultural, solo valéis para desprestigiar a ESPAÑA, AL EJERCITO, A LA RELIGIÓN CATÓLICA Y A LA FAMILIA, valores fundamentales de cualquier nación avanzada.
agitación y propaganda contra España. Vuestro objetivo volver a hacer sonar los tambores de guerra que antecedieron a la Guerra Civil, que queréis recrear y ganar.
Hasta que eso no ocurra no habrá paz para los españoles